CLASE 3 SVB
Reanimación pediátrica y neonatal
Reanimación pediátrica y neonatal
La reanimación cardiopulmonar (RCP) en pacientes pediátricos y neonatales representa un desafío clínico de alta complejidad y relevancia. La American Heart Association (AHA), en conjunto con otras organizaciones internacionales, actualiza periódicamente sus guías, estableciendo estándares basados en la mejor evidencia disponible para optimizar la supervivencia y los resultados neurológicos en estos grupos vulnerables. Este ensayo revisa en detalle los principios, algoritmos y recomendaciones actuales de la AHA para la reanimación pediátrica y neonatal.
El reconocimiento rápido del paro cardíaco y la iniciación inmediata de RCP de alta calidad son esenciales para mejorar la supervivencia.
En pediatría, la mayoría de los paros cardíacos son de origen asfíctico, por lo que la ventilación efectiva es crucial.
La secuencia recomendada es Compresiones - Vía aérea - Respiración (C-A-B), iniciando compresiones torácicas antes de abrir la vía aérea y ventilar.
Profundidad adecuada de compresión: al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax.
Frecuencia óptima: 100-120 compresiones por minuto.
Minimizar interrupciones y permitir el retroceso completo del tórax tras cada compresión.
Evitar la ventilación excesiva, que puede ser perjudicial.
En niños con vía aérea avanzada o respiración de rescate, la frecuencia recomendada es de 20-30 ventilaciones por minuto (1 ventilación cada 2-3 segundos).
Se prioriza la oxigenación y la ventilación sobre la desfibrilación, a diferencia del adulto.
Se recomienda el uso de DEA pediátrico tan pronto como esté disponible.
En caso de arritmias desfibrilables, seguir el algoritmo de soporte vital avanzado pediátrico.
La adrenalina debe administrarse lo antes posible en ritmos no desfibrilables, preferentemente por vía intravenosa o intraósea.
La reanimación neonatal se centra en la transición del feto al recién nacido, donde la prioridad es establecer la ventilación pulmonar eficaz.
La mayoría de los recién nacidos no requieren reanimación avanzada y pueden ser evaluados en contacto piel con piel.
Paso
Acción
Evaluación inicial
Valorar tono, respiración y frecuencia cardíaca.
Intervenciones básicas
Secar, calentar, estimular y despejar la vía aérea si es necesario.
Ventilación
Iniciar ventilación con presión positiva (VPP) si hay apnea, jadeo o bradicardia.
Oxigenoterapia
Usar oxígeno suplementario ajustado por oximetría (21% en ≥35 semanas, 21-30% en ≤35).
Compresiones torácicas
Si la FC <60/min pese a VPP eficaz, iniciar compresiones (relación 3:1).
Medicación
Adrenalina IV si persiste la bradicardia tras compresiones y VPP.
Pinzamiento tardío (≥30 segundos) recomendado en recién nacidos ≥34 semanas que no requieren reanimación.
En prematuros <34 semanas, el pinzamiento tardío es beneficioso si no requieren reanimación inmediata.
El aumento de la frecuencia cardíaca es el principal indicador de respuesta a la reanimación.
El uso de oximetría de pulso guía la administración de oxígeno y evita la hiperoxia.
Si tras 20 minutos de reanimación avanzada no hay respuesta, se recomienda discutir la redirección de cuidados con el equipo y la familia.
Las guías AHA 2020 y la actualización 2023 enfatizan la preparación anticipada, la capacitación en equipo y la evaluación continua durante la reanimación.
Se recomienda la revaluación frecuente tras cada intervención, adaptando el manejo a la respuesta clínica.
El uso de tecnología (capnografía, monitorización ECG) mejora la precisión en la evaluación y el manejo.
La reanimación pediátrica y neonatal según la AHA requiere un enfoque sistemático, basado en evidencia y adaptado a las particularidades fisiológicas de cada grupo etario. La implementación rigurosa de las guías, la capacitación continua y la toma de decisiones éticas fundamentadas son pilares para mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes pediátricos y neonatales en situaciones críticas