MODULO 1
ORIENTACION Y APOYO A LA FAMILIA EN DUELO
DUELO. - Es un sentimiento/vivencia de dolor físico y/o psíquico intenso provocado por la pérdida que supone la muerte de una persona afectiva importante. Este sentimiento de dolor se puede manifestar a 5 niveles:
FISIOLOGICO: palpitaciones, tensión muscular, sensación de mareo y otros síntomas físicos.
COGNITIVO: confusión, incredulidad, pensamientos y obsesión acerca de lo que se pudo hacer y no se hizo.
MOTOR: alteración del sueño, alteración de la alimentación, aislamiento social.
EMOCIONAL: apatía, vacío interior, tristeza. PERCEPTUAL: sensación de presencia, alucinaciones. En el proceso del duelo cabría distinguir 3 frases:
SHOCK. -En el momento de la pérdida, se caracteriza por la incredulidad, rechaza la realidad, negación, está atontado, entra el pánico y la ansiedad, puede durar desde una hora a unos días; su manifestación puede ser por el desinterés, pérdida de peso, el individuo funciona en forma mecánica, automáticamente.
DESORGANIZACION. -Consciente de la pérdida inicia a sentir dolor. Sentimientos frecuentes en esta etapa son: ira, depresión, protesta, culpa; culpabilidad por no haber hecho todo lo que se hubiese podido hacer, culpabilidad por seguir vivo; se siente desamparado, sin poder, sin propósito, confundido, sin interés por nada, sin sentir o expresar otros sentimientos; muchas veces se manifiesta manteniéndose muy ocupado. Son habituales las alucinaciones ópticas y auditivas, puede durar meses.
ACEPTACION. -Es la etapa de reorganización, descanso paulatino del dolor y aumento de la capacidad de afrontarla nueva situación, apertura a nuevas posibilidades y esperanza. En ocasiones experimenta sensación de paz interna, dura semanas o meses. Todos pasan por el proceso en forma diferente, cada uno a su propio paso, para algunos más rápido que para otros; por lo general les lleva 2-3 años la cicatrización y el ajuste a la nueva vida. La intensidad de la amargura que provoca la muerte de un niño es mayor porque se trata de algo que va contra el orden natural de los acontecimientos. Una espera perder a su padre, que un compañero muera antes que el otro, pero nunca se piensa que un niño, que es la proyección del futuro de uno mismo, muera. La sensación de que el niño "no ha tenido la oportunidad de vivir su vida, de que no ha hecho nada para merecer la muerte precoz" se suma a la ira, frustración y perplejidad que siente el afligido por la muerte de un niño. Nuestro sistema de asistencia médica ha tardado en responder a las necesidades del niño moribundo y su familia; ha sido incluso más negligente en su obligación de atender a la familia después de la muerte. Los profesionales de apoyo son: médicos, psicólogas, sacerdote. Dichas reuniones se han mantenido en forma ininterrumpida hasta la fecha actual; son grupos abiertos porque constantemente están ingresando padres nuevos, algunos se retiran temporalmente, pero regresan cuando una nueva crisis aparece. La asistencia es muy variable de 3 a 24 personas con un promedio de 13. Hay 1 a 2 psicólogas que atiendan a los hermanos de los niños fallecidos durante el mismo período. Para ayudar a una familia que sufre /a pérdida de un niño, el asistente profesional ha de cumplir dos misiones
1.-observar cuidadosamente la reacción de la familia ante la crisis desatada por la pérdida.
2.-dirigir su intervención mediante estrategias basadas observaciones. La efectividad del grupo en la asistencia a familias afligidas, parece resolver, al menos en parte, el problema de determinar encargados de la labor de asesoramiento y permite la exteriorización de experiencias en medio de un clima de con1ianza y aceptación, el grupo proporciona el ambiente que necesitan los padres apenados, si consideramos que las emociones y preocupaciones que les afligen son a menudo confusas y atemorizantes y que al compartirlas en grupo disminuye el miedo y les confirma la normalidad de su estado.
Ejercicios para manejo de duelo
En la terapia de duelo, se pueden usar las siguientes tareas para ayudar a los dolientes a superar su duelo:
• Desarrollar la capacidad de experimentar, expresar y adaptarse a los cambios dolorosos relacionados con la pérdida
• Encontrar maneras efectivas de sobrellevar el proceso de duelo
• Mantenerse saludable y activo
• Restablecer las relaciones y comprender que los demás pueden tener dificultades para identificarse con el dolor experimentado
• Desarrollar una imagen saludable de sí mismos y el mundo
En pocas palabras, el propósito de la terapia de duelo es ayudar al doliente a restablecer el equilibrio emocional por medio del asesoramiento psicológico. En la psicoterapia de duelo se trabajan los recuerdos, sentimientos y pensamientos asociados a la pérdida.
EVALUACIÓN DEL DUELO
Dada la complejidad que conlleva el fenómeno del duelo es de esperar que su evaluación no constituya una tarea sencilla. En líneas generales, con la evaluación del duelo se pretende recopilar toda aquella información que resulte relevante, en última instancia, para lograr una adecuada adaptación de los familiares a la realidad de la pérdida. Esta información puede obtenerse a través de diversas fuentes como entrevistas, genogramas, autorregistros, observación directa, historia de vida, cuestionarios, etc., y sobre todo mediante grandes habilidades de escucha y comunicación. Es necesario valorar si el duelo sigue un curso normal con toda la variedad de manifestaciones posibles descritas, si éstas son adecuadas en duración e intensidad, así como tener en cuenta que no todas las personas viven el proceso de duelo de la misma forma. Podemos considerar que las manifestaciones normales del duelo son las siguientes
1. Sentimientos: tristeza, angustia, apatía, enfado, ira, culpa, soledad, abandono, impotencia, insensibilidad, extrañeza con respecto a sí mismo o ante el mundo habitual.
2. Cogniciones: incredulidad, confusión, preocupación, rumiaciones, Duelo: evaluación, diagnóstico y tratamiento 107 pensamientos e imágenes recurrentes, sentido de presencia, alucinaciones visuales y/o auditivas, dificultades de atención, concentración y memoria, distorsiones cognitivas.
3. Sensaciones físicas: vacío en el estómago y/o boca seca, opresión en tórax/garganta, falta de aire y/o palpitaciones, hipersensibilidad al ruido, sentido de despersonalización, falta de energía/debilidad.
4. Conductas: alteraciones del sueño y/o la alimentación, conducta distraída, aislamiento social, llorar y/o suspirar, llevar o atesorar objetos, visitar lugares que frecuentaba el fallecido, llamar y/o hablar del difunto o con él, hiper-hipo actividad, evitar recordatorios del fallecido. Las principales áreas que deben evaluarse son las siguientes: estructura y funcionamiento familiar, historia del fallecimiento, necesidades individuales y familiares, conductas problemáticas y peticiones de intervención.
Duelo normal vs Duelo Patológico
Duelo Normal
Cuando: lo más frecuente es que empiece a percibirse días después de la pérdida. Intensidad: Puede presentarse gran afectación durante días, según lo que suponga para la persona la pérdida de la relación de la que se despide.
Negación: Puede haber cierta tendencia a descontar las partes menos buenas de la relación. Es importante poder dar el permiso de expresar lo que no le gustaba de la relación sin que ello signifique que no siente la pérdida.
Sensaciones: Puede experimentarse la sensación de oler o escuchar efímeramente a la persona que ya no está.
Identificación: Pueden aparecer sensaciones físicas relacionadas con la pérdida. Sensaciones parecidas a lo que pudo sentir la otra persona
Reacción: Realización de conductas relacionadas con el duelo que están incorporadas y aceptadas culturalmente, como pueden ser el luto o acudir al cementerio en algunas ocasiones.
Duelo patológico
Cuándo: aparición meses o años después de la pérdida.
Intensidad: Puede presentarse gran afectación, pudiendo llegar a ser incapacitante, durante semanas o meses.
Negación: La resistencia para asumir la pérdida puede llegar a negar el hecho mismo del fallecimiento o pérdida.
Sensaciones: Pueden aparecer alucinaciones complejas, sin ser la persona consciente de estar padeciéndolas.
Identificación: Puede llegar al punto de creerse ser la otra persona.
Reacción: Realización de conductas anormales como creación de un altar, ingesta de las cenizas de la persona fallecida, acudir diariamente al cementerio entre otras.
DIAGNÓSTICO DEL DUELO COMPLICADO
En algunos casos, el proceso de duelo puede no seguir un curso normal, complicándose y produciéndose alteraciones importantes en la vida de las personas que lo experimentan, lo cual se conoce como duelo complicado, patológico, anormal o traumático. En ocasiones, el propio doliente puede ser consciente de que el duelo sigue un curso anormal, puesto que interfiere notoriamente en su funcionamiento general y esto le lleva a buscar ayuda especializada; sin embargo, no siempre se relaciona el malestar que experimenten
Duelo: evaluación, diagnóstico y tratamiento traumático. Entre los primeros síntomas estarían los pensamientos intrusivos sobre el fallecido, añoranza, búsqueda del fallecido y soledad como resultado del fallecimiento, mientras que
entre los síntomas de malestar traumático encontraríamos la falta de metas y/o inutilidad respecto al futuro, sensación subjetiva de indiferencia o ausencia de respuesta emocional, dificultades para aceptar la muerte, excesiva irritabilidad, amargura y/o enfado en relación a la muerte. Los citados autores elaboraron los primeros criterios de duelo complicado. Más tarde, estos criterios fueron traducidos y adaptados al español por García et al., lo cual llevó a pequeñas modificaciones en los mismos. A continuación se presentan estos criterios Criterio A: Estrés por la separación afectiva que conlleva la muerte Presentar cada día o en grado acusado 3 de los cuatro síntomas siguientes:
1) Pensamientos intrusivos —que entran en la mente sin control— acerca del fallecido.
2) Añoranza —recordar su ausencia con enorme y profunda tristeza— del fallecido.
3) Búsqueda —aún sabiendo que está muerto— del fallecido.
4) Sentimientos de soledad como resultado del fallecimiento.
Criterio B: Estrés por el trauma psíquico que supone la muerte Presentar cada día o en grado acusado, y como consecuencia del fallecimiento, 4 de los ocho síntomas siguientes:
1) Falta de metas y/o tener la sensación de que todo es inútil respecto al futuro.
2) Sensación subjetiva de frialdad, indiferencia y/o ausencia de respuesta emocional.
3) Dificultad para aceptar la realidad de la muerte.
4) Sentir que la vida está vacía y/o que no tiene sentido.
5) Sentir que se ha muerto una parte de sí mismo.
6) Asumir síntomas y/o conductas perjudiciales del fallecido, o relacionadas con él.
7) Excesiva irritabilidad, amargura, y/o enfado en relación con el fallecimiento. 8) Tener alterada la manera de ver e interpretar el mundo.
Criterio C: Cronología La duración del trastorno —los síntomas arriba indicados— es de al menos 6 meses.
Criterio D: Deterioro El trastorno causa un importante deterioro de la vida social, laboral u otras actividades significativas de la persona en duelo.
Factores de riesgo
El duelo complicado ocurre, con mayor frecuencia, en las mujeres y en las personas mayores. Los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer duelo complicado son:
• Una muerte inesperada o violenta, tal como una causada por un accidente automovilístico, o el asesinato o suicidio de un ser querido
• La muerte de un niño • Una relación cercana o de dependencia con la persona fallecida
• Aislamiento social, o falta de un sistema de apoyo o amistades • Antecedentes de depresión, ansiedad por separación o trastorno de estrés postraumático
• Experiencias traumáticas durante la infancia, tales como maltrato o descuido
• Otros factores importantes de la vida que causan estrés, como dificultades económicas importantes Complicaciones El duelo complicado puede afectarte física, mental y socialmente. Sin el tratamiento adecuado, las complicaciones pueden comprender:
• Depresión
• Pensamientos y conductas suicidas
• Ansiedad, comprende el trastorno de estrés postraumático
• Alteraciones significativas del sueño
• Mayor riesgo de contraer enfermedades físicas como enfermedades cardíacas, cáncer o presión arterial alta
• Dificultad para sobrellevar tareas cotidianas, mantener relaciones y realizar actividades laborales en el largo plazo
• Consumo de alcohol y nicotina o abuso de sustancias
Prevención
No está claro cómo prevenir los duelos complicados. Recurrir al asesoramiento psicológico poco después de una pérdida puede ayudar, especialmente a las personas que tienen un mayor riesgo de padecer duelo complicado. Además, el apoyo y el asesoramiento psicológico pueden resultar útiles para las personas responsables del cuidado de un ser querido que padece una enfermedad terminal, ya que las ayudará a prepararse para la muerte y las repercusiones emocionales posteriores.
• Hablar. Hablar sobre tu dolor y permitirte llorar también pueden ayudar a evitar que quedes inmerso en la tristeza. Por más doloroso que sea, confía en que, en la mayoría de los casos, el dolor empezará a irse si te permites sentirlo.
• Apoyo. Los miembros de la familia, los amigos, los grupos de apoyo social y tu comunidad religiosa son todas buenas opciones para ayudarte a superar el dolor. Puedes encontrar grupos de apoyo que se centren en un tipo particular de pérdida, como la muerte de un cónyuge o de un hijo. Pídele al médico que te recomiende recursos locales.
• Terapia de duelo. Al realizar terapia poco después de una pérdida, puedes explorar las emociones relacionadas con ella y aprender capacidades para hacer frente a desafíos o situaciones de manera saludable. Esto puede ayudar a prevenir que los pensamientos y creencias negativos se arraiguen y sean difíciles de superar.
MODULO 2
Proceso de duelo y perdida
Vivencias de la persona en duelo
En general en todos los duelos existirán muchas características comunes, puesto que parten de una información básica heredada y en íntima relación con nuestra supervivencia. Sin embargo, la experiencia, el aprendizaje, la personalidad, y otra serie de factores externos, como pueden ser otros vínculos, moldearan de forma individual la respuesta de duelo en cada individuo.
Las emociones son parte del legado genético de nuestra especie, que permanecen en nuestras células. Y aunque somos un todo interdependiente, podemos distinguir distintas dimensiones de nuestro ser que se verán afectadas de diferente manera ante la experiencia de duelo.
Todas estas manifestaciones que a continuación vamos a señalar de manera sucinta deben ser matizadas por el hecho de que la expresión de duelo no es universal, ni uniforme, ni homogénea, y posee diferentes matices, expresiones, ritos y comprensiones desde variables socioculturales.
En efecto, nunca hay que olvidar que las manifestaciones de duelo no son universales, generalizables, sino que vienen mediadas por la cultura en las que sucede.
De las manifestaciones externas del duelo, señala Tizón no puede deducirse la intensidad del dolor privado.
Veamos las vivencias más comunes en nuestro medio
Dimensión física.
Se refiere a las molestias físicas que pueden aparecer a la persona en duelo. Sequedad de boca, dolor o sensación de “ vacío” en el estómago, alteraciones del hábito intestinal, opresión en el pecho, opresión en la garganta, hipersensibilidad a los ruidos, disnea, palpitaciones, falta de energía, tensión muscular, inquietud, alteraciones del sueño, pérdida del apetito, pérdida de peso, mareos. Algunas investigaciones han demostrado que las situaciones de estrés están íntimamente relacionadas con la inmunodepresión y, por tanto, el organismo humano es más vulnerable a enfermar. Y obviamente la muerte de un ser querido es una de las experiencias más estresantes.
Dimensión emocional
Aquí señalamos los sentimientos que el deudo percibe en su interior. Los estados de ánimo pueden variar y manifestarse con distintas intensidades. Los más habituales son: sentimientos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, desamparo e impotencia, añoranza y anhelo, cansancio existencial, desesperanza, abatimiento, alivio y liberación, sensación de abandono, amargura y sentimiento de venganza.
Voy a profundizar un poco más en alguno de estos sentimientos. Así, respecto a la tristeza, destacaremos que si antes de morir la relación con el ser querido se ha sanado y se ha podido expresar el afecto, el manejo de la tristeza será menos complejo. Si no se ha podido expresar, todavía estamos a tiempo de aliviar la pena mediante técnicas de visualización etc. Generalmente las penas compartidas en un grupo de personas en duelo con situaciones parecidas es un alivio. El remedio más eficaz para la tristeza es el consuelo, que fundamentalmente habrá que buscarlo en el interior de uno mismo, de una misma, sin menospreciar el que se recibe del exterior por otros seres queridos.
Si el origen de la tristeza está más bien en que no dio tiempo a despedirse o a manifestarle a la persona difunta todo lo que significaba para el deudo, se le puede sugerir a este que escriba una carta de despedida. Una carta sincera, escrita desde el corazón.
El sentimiento de culpa suele aparecer con cierta frecuencia. Si la causa de la culpa puede subsanarse en alguna medida mediante actos físicos o materiales, es buena idea estimular al deudo para que los realice.
Quizás algún tipo de ritual en el que solicitamos el perdón del ser querido pueda aliviar. Relacionado con esta estrategia, si la persona es creyente, pedir perdón mediante alguna oración, sabiendo que la persona difunta nos puede escuchar desde otra dimensión, puede dar buen resultado.
Nunca sobra en el trabajo de duelo, si aparece la culpabilidad, el intentar objetivizar los comportamientos, ya que en muchas ocasiones son más fruto de nuestras autoexigencias que de la realidad.
Cuando el sentimiento predominante es la rabia, deberemos entender que se trata de un mecanismo de compensación del dolor sentido. La mejor herramienta es canalizar y expresar la rabia. La actividad física con gran esfuerzo suele ser un buen remedio para calmar esa rabia que nos oprime, así como el romper papeles, o golpear un cojín o quizás el gritar en un lugar seguro.
Dimensión cognitiva.
Se refiere a lo mental. Dificultad para concentrarse, confusión, embotamiento mental, falta de interés por las cosas, ideas repetitivas, generalmente relacionadas con el difunto, sensaciones de presencia, olvidos frecuentes.
Dimensión conductual. Se refiere a cambios que se perciben en la forma de comportarse con respecto al patrón previo. Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, conductas de búsqueda, llanto, aumento del consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos u otras drogas.
Dimensión social.
Resentimiento hacia los demás, aislamiento social.
Dimensión espiritual.
Se replantean las propias creencias y la idea de trascendencia. Se formulan preguntas sobre el sentido de la muerte y de la vida.
FORMAS DIFERENTES DE DUELO
La presencia o no de duelo patológico se va a caracterizar, fundamentalmente, por la intensidad y la duración de la reacción emocional. Por lo tanto, sí es posible señalar que hay un duelo “ normal” y otro “ patológico” , de acuerdo con la intensidad del mismo y su duración.
Parece que las personas que en su niñez más temprana no han sido estimuladas y ayudadas a ser personas individuales, con su identidad separada, posteriormente tienen dificultades para desprenderse, tienden a aferrarse, y por eso les resulta tan difícil elaborar el duelo.
Aquí vamos a describir algunas formas de duelo más comunes.
Duelo anticipatorio. Es un tipo de duelo en el que ya ha empezado la elaboración del dolor de la pérdida sin que esta haya ocurrido todavía. Es una forma de anticipar la pérdida que irremediablemente ocurrirá en un corto periodo de tiempo. Este tipo de duelo es relativamente frecuente cuando el ser querido se encuentra en una situación de terminalidad, aunque no haya fallecido. Es una forma de adaptación a lo que va a llegar.
Duelo crónico. El deudo se queda como pegado en el dolor, pudiéndolo arrastrar durante años, unido muchas veces a un fuerte sentimiento de desesperación. La persona es incapaz de rehacer su vida, se muestra absorbida por constantes recuerdos y toda su vida gira en torno a la persona fallecida, considerando como una ofensa hacia el difunto restablecer cierta normalidad.
Duelo congelado o retardado. Se le conoce también como duelo inhibido o pospuesto. Se presenta en personas que, en las fases iniciales del duelo no dan signos de afectación o dolor por el fallecimiento de su ser querido. Se instaura en el deudo una especie de prolongación del embotamiento afectivo, con la dificultad para la expresión de emociones. En el duelo congelado, a los deudos les cuesta reaccionar a la pérdida.
Duelo enmascarado. La persona experimenta síntomas (somatizaciones) y conducta que le causan dificultades y sufrimiento, pero no las relaciona con la pérdida del ser querido.
En este tipo de duelo, el deudo acude frecuentemente a los médicos aquejados de diferentes disfunciones orgánicas, pero calla el hecho de su pérdida reciente, ya que no lo relaciona con ello.
Duelo exagerado. También llamado eufórico. Este tipo de duelo puede adquirir tres formas diferentes.
• Caracterizado por una intensa reacción de duelo. En este caso habrá que estar atentos a las manifestaciones culturales para no confundirlo con ellas.
• Negando la realidad de la muerte y manteniendo, por lo tanto, la sensación de que la persona muerta continua viva.
• Reconociendo que la persona sí falleció, pero con la certeza exagerada de que esto ocurrió para beneficio del deudo
MODULO 3
PSICOTERAPIA DE LAS EMOCIONES
La Terapia Focalizada en la Emoción (TFE) es una forma de terapia que busca explorar, entender y cambiar las emociones problemáticas y dolorosas. La posición fundamental en TFE es que son nuestras emociones las que determinan nuestro bienestar, cómo pensamos, cómo nos entendemos a nosotros mismos y a los demás, y cómo nos comportamos en la vida.
La comprensión habitual del dolor psíquico es que uno se siente de la manera en que se siente, porque piensa de la manera en que piensa. Desde esta perspectiva, el cambio consiste en desafiar nuestros pensamientos cuando estamos sufriendo. En TFE pensamos un poco diferente: Lo que sientes es lo que sientes, y es importante que entiendas y expreses estos sentimientos para poder lidiar con ellos y cambiarlos, si es necesario.
La TFE se basa en una suposición filosófica fundamental de que los problemas psicológicos surgen cuando perdemos contacto con nuestros sentimientos y necesidades básicas. Nosotros los humanos nacemos con la habilidad de experimentar una gran variedad de emociones, como la alegría, la tristeza, la ira, el miedo, el orgullo, la vergüenza y el amor. Cada uno de estos sentimientos nos dice algo sobre lo que es importante para nosotros y lo que necesitamos.
Durante el curso de la vida, aprendemos a relacionarnos con nuestros sentimientos, tanto ante nuestros cuidadores como ante la sociedad en general. Por ejemplo, algunos de nosotros aprendemos que la ira no está bien, o que llorar y estar triste es inaceptable y débil.
Para algunos, tales experiencias pueden hacer que las emociones sean difíciles de dominar y confiar en ellas. Las emociones pueden volverse caóticas, confusas y de poca ayuda para navegar en la vida diaria. También puede contribuir a mucho dolor psicológico. Podemos sentir que perdemos el contacto con nosotros mismos, sentir vergüenza por ser como somos, o hacer que perdamos la dirección y el sentido de la vida. Podemos experimentar síntomas psicológicos como ansiedad, depresión, preocupación intensa, rumiación, vacío, culpa excesiva o arrebatos emocionales incontrolables.
La mayoría de nosotros llevamos con nosotros tales experiencias, tanto si hemos tenido padres con buenas intenciones, como si hemos crecido en un contexto de crítica, intimidación, negligencia o trauma.
En TFE, trabajamos para ayudar al cliente a reconectarse con sus emociones vitales. Se trata de ser más conscientes de las emociones, de crear aceptación para ellas, de entender lo que están señalando, de ser capaces de regularlas y de aprender a comunicarlas de una manera apropiada. El trabajo del terapeuta de TFE es ayudarte a ponerte en contacto con lo que es doloroso, entender cómo te afecta y cómo puede provocar otras emociones que pueden ser de ayuda. Esto significa que pasamos mucho tiempo durante las sesiones entrando en lo que es doloroso, para cambiarlo. Se han realizado muchas investigaciones sobre la TFE, que sugieren que es una manera potente de crear un cambio emocional.
Cuando nos encontramos ante un problema de falta de autocontrol emocional, como, por ejemplo, tener la sensación de estar desbordados emocionalmente, manifestar una irritabilidad inusual o tener reacciones que no condicen con nuestra filosofía de vida, estamos ante un problema de falta de autocontrol emocional. En tales casos, lo más recomendable es entrenar y manejar lo mejor posible las técnicas de relajación y autocontrol, lo que nos permitirá gestionar mejor las emociones disfuncionales.
Cuando aprendemos regular nuestros estados emocionales a través de la práctica de diversas técnicas de relajación, podemos expresar las emociones de forma apropiada y regularlas de forma eficiente.
Por medio de un entrenamiento en técnicas de relajación y de autocontrol emocional, tanto físico como cognitivo, se aprende a no cometer errores de pensamiento y a controlar de forma consciente las reacciones que provocan estos pensamientos en nuestro sistema nervioso autónomo (SNA).
El resultado con el que te encontrarás es con una nueva faceta de tu personalidad, la cual te permite permanecer bajo un reconfortante estado de paz interior, incluso mientras los acontecimientos más desequilibrantes pasan por tu vida.
Aprender y dominar técnicas de relajación y de autocontrol emocional no implica que los problemas desaparecerán de tu vida, pero sí que contarás con las herramientas para que estos te afecten de la menor forma posible. Por lo tanto, tus reacciones, lejos de convertirse en generadoras de nuevos problemas, pueden ser mejor controlados.
Las técnicas de autocontrol ayudan a controlar nuestros impulsos y reacciones sujetos a nuestra voluntad, es decir, nos enseñan a relajarnos y a estar serenos y descansados. Las personas con un alto grado de autocontrol emocional, se encuentran en mejores condiciones para enfrentarse a las dificultades de la vida diaria y pueden distinguir más fácilmente entre lo que es más importante y lo que no es tan relevante.
Antes de iniciar un curso de ejercicios autocontrol emocional, debemos saber que existen distintos tipos de autocontrol, los cuales son:
· Cognitivo (mindfulness, Filosofía de vida)
AUTOCONTROL FISIOLÓGICO CONSISTE, ENTRE OTROS, EN:
· Aprender a controlar la respiración.
· Aprender a relajar los músculos: existen pensamientos y actos que provocan, como respuesta del organismo, tensión muscular, la cual, a su vez, conduce a experimentar una sensación subjetiva de ansiedad. La relajación muscular consiste, fundamentalmente, en la realización de una serie de ejercicios musculares compuestos de secuencias de tensión-distensión, es decir, la respuesta de relajación se consigue a través de la tensión.
Este método está recomendado en el tratamiento de la tensión muscular, de la ansiedad, del insomnio, de la depresión, de la fatiga, del colon irritable, de los espasmos musculares, del dolor de cuello y espalda, de la hipertensión, de las fobias moderadas y del tartamudeo.
Entro de las técnicas fisiológicas de autocontrol, se encuentra los siguientes métodos:
· Entrenamiento autógeno,
· Método de Jacobson,
· Control de la respiración,
· Relajación muscular por inducción directa o por relajación diferencial
· Técnicas de Biofeedback
Se utiliza el entrenamiento de autocontrol cognitivo para minimizar los trastornos emocionales y conductas autodestructivas. Su propósito final es aliviar el sufrimiento en las personas para que estas puedan alcanzar una mejor calidad de vida.
Para implementarlo, es necesario que el paciente se muestre afín a implementar un cambio de la filosofía de vida, puesto que el objetivo del autocontrol cognitivo es modificar de raíz las actitudes que la persona salía tener ante la vida, lo implica reconocer los errores de pensamiento.
Esta clase de autocontrol está directamente ligado al mindfulness, filosofía de vida que nos habilita la consciencia plena. Es decir, nos proporciona las herramientas para vivir en el aquí y el ahora.
· Desarrollar una nueva filosofía de vida con la cual reemplazaremos filosofías obsoletas, irracionales y, muy especialmente, erróneas. Se considera filosofía errónea a toda aquella que no nos permite vivir con plenitud y aceptación, tanto de nosotros mismos como de aquello que no podemos cambiar. Una vez incorporemos el autocontrol cognitivo, nuestros pensamientos comenzarán a seguir una línea racional y comenzaremos a obrar de acuerdo con ellos como respuesta automática a los estímulos externos.
· Aprender una base de conocimiento racional, para lo cual deberá comprender qué es lo que hace que una idea que conduce a sus perturbaciones, sea ilógica y falsa.
· Mostrar las consecuencias temerarias o contraproducentes de sus ideas irracionales. De esta forma, se logra visualizar y comprender cuan perjudicial resulta asirse a una filosofía obsoleta, la cual solo es conservada debido a lo cómodo que resulta actuar por costumbre.
· Convencer de la lógica y beneficios de esta nueva filosofía y de sus ideas renovadoras. De este modo, se alcanza la motivación que se necesita para comprometerse de forma responsable en adaptar las respuestas a la nueva forma de ver y de concebir la vida, con lo cual se alcanza un estilo de vida
física y emocionalmente saludable y pleno. La clave del mindfulness autocontrol es poder desprenderse de reacciones que se han anquilosado en nuestro sistema de respuesta, pero que, lejos de beneficiarnos, nos perjudican cada día más, lo cual implica un drástico alejamiento de lo que queremos conseguir en la vida.
De acuerdo al psicólogo conductual Skinner, la persona modificará su conducta según las consecuencias que reciba a cambio de su comportamiento. Si el resultado de sus acciones es una respuesta negativa por parte de su entorno, entonces se controlará para así evitar cometer acciones y reaccionar de forma tal que termine recibiendo un castigo en vez de una recompensa por su proceder.
Las técnicas de autocontrol conductual consisten en:
· El modelado encubierto
· La desensibilización
· El entrenamiento en inoculación de estrés
Los beneficios del autocontrol emocional son:
Al mejorar autocontrol emocional por medio de las prácticas inherentes a esta rama de la Psicología, se pueden conseguir importantes beneficios físicos y psicológicos, entre los que destacamos los siguientes:
· Adquisición o incremento de la capacidad de relajación física y psíquica.
· Incorporación de técnicas y de sistemas de autocontrol que permiten superar la ansiedad nerviosa y su sintomatología.
· Superación y eliminación del estrés y sus síntomas.
· Desarrollo de la capacidad de controlar las alteraciones emocionales derivadas de situaciones de tensión.
Identificación y modificación de las estructuras de pensamiento que producen respuestas de ansiedad.
· Dominio de técnicas que permiten modificar estados emocionales negativos.
· Identificación y control de las conductas nerviosas y aceleradas que propician y facilitan las respuestas de ansiedad.
· Aumento de la satisfacción personal mejora en la calidad de vida.
Las técnicas que nos ayudan en el proceso de como trabajar el autocontrol emocional, nos ayudan a lograr un estado de calma interior, a conseguir mayor bienestar y a alcanzar una vida plena y satisfactoria.
Los Primeros Auxilios Psicológicos o PAP se definen como una herramienta de apoyo pensada en acompañar a aquellas personas que se encuentran en escenarios de crisis y que tienen como objetivo el recuperar el equilibrio emocional, junto con prevenir la aparición de secuelas psicológicas.
Este mecanismo de contención está pensado para ofrecer ayuda de manera práctica y no invasiva, poniendo el foco en las necesidades y preocupaciones inmediatas de las personas, atendiéndolas rápidamente, en la medida de lo posible.
Es fundamental entender que los minutos posteriores a una situación traumática son los más importantes para el afectado. Por este motivo, entregar los primeros auxilios psicológicos de inmediato permitirá que la persona pueda superar de mejor manera el hecho.
Los objetivos de los PAP se pueden resumir en tres grandes ideas, el brindar un alivio emocional inmediato, facilitar la adaptación de las personas y prevenir el desarrollo de una psicopatología a futuro.
Las ventajas de la aplicación de esta técnica es que los PAP pueden ser administrados por un familiar, un amigo o incluso un desconocido que haya estado presente en la situación de emergencia y no requieren conocimientos técnicos de medicina, psicología o psiquiatría.
Las situaciones traumáticas son escenarios más comunes de lo que pensamos, un asalto en la vía pública, incendios, desastres naturales, accidentes de tránsito, entre otros. Se estima que cerca del 40% de la población chilena está expuesta a este tipo de situaciones, y que la mayor parte de las personas ha experimentado este tipo de escenarios alguna vez en la vida.
Para administrar estos primeros auxilios es importante tener presente el procotolo ABCDE, que se refiere a las 5 etapas de los PAP.
A: escucha Activa: este paso requiere de nuestra atención a la hora de escuchar al afectado. Es importante ser empáticos y demostrar que nos interesa y preocupa lo que nos están narrando.
B: reentrenamiento de la (B)entilación: cuando alguien vive este tipo de situaciones, es común el mostrarse ansiosos o alterados, incluso sintiéndose superados o confundidos por lo sucedido. Frente a esto se recomienda realizar ejercicios de respiración que permitan recuperar el ritmo normal de esta.
C: Categorización de necesidades: en el caso de que el afectado deba tomar decisiones luego del episodio traumático, es útil la ayuda de un tercero para jerarquizar y organizar los pasos a seguir. Para estos efectos es importante que se utilicen los recursos del afectado, ya que así podrá mantener una red de apoyo que sea familiar.
D: Derivación a redes de apoyo: una vez aclaradas las necesidades y prioridades, estamos aptos para contactar a los servicios especializados o a las personas cercanas del afectado para que lo asistan.
E: psicoEducación: para finalizar debemos transmitir al afectado que las reacciones y malestares que pueda sentir a futuro son parte del proceso, pero además debemos explicar los momentos en los que pasan a ser una situación de riesgo.
Las respuestas que las personas tienen luego de vivir alguna de estas experiencias son completamente normales, como miedo, confusión o frustración, los que podrían derivar en secuelas emocionales como el trastorno de estrés postraumático en un porcentaje menor de las personas.
Dada esta situación, un equipo de psiquiatras y psicólogos del Centro de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (CIGIDEN) de la UC en conjunto con profesionales del Hospital del Trabajador desarrollaron una investigación para evaluar la efectividad de la técnica de primeros auxilios psicológicos como método de intervención temprana para prevenir malestares psíquicos inmediatos.
El estudio se llevó a cabo en cinco servicios de urgencia de hospitales en Santiago a fines del año 2016, en los que se reclutaron a 221 personas con diversas situaciones traumáticas.
Las personas que recibieron primeros auxilios psicológicos inmediatamente reportaron una percepción de cambio positivo. Un mes después, se evaluó a 151 de los participantes y se observó que presentaron menos síntomas de re experimentación, es decir, menos flashbacks de lo ocurrido.
Si bien estos resultados no pueden afirmar que los primeros auxilios psicológicos son una técnica que puede prevenir el trastorno de estrés postraumático, sí es posible observar una reducción de algunos síntomas, lo que hace creer que podrían ser efectivos como una estrategia de prevención secundaria.
PRUEBA FINAL