Existen diversos criterios para clasificar los medicamentos, como el código ATC (Anatómico, Terapéutico, Químico) que utiliza la OMS u otros más simples, como los que se guían por su forma farmacéutica (sólido, líquida…), según la vía de administración (oral, rectal…) o según sus indicaciones. A continuación, se describen algunos de los tipos de medicamentos más comunes:
Analgésicos: Son fármacos que tienen como finalidad aliviar el dolor físico, ya sea de cabeza, de articulaciones o cualquiera. Se pueden dividir en dos grandes familias: los opiáceos y los no opiáceos. Los primeros son de acción más potente y no están permitidos en la automedicación, mientras que los segundos incluyen tanto los AntiInflamatorios No Esteroides (AINE), como el ibuprofeno y la aspirina o el paracetamol.
Antiácidos y antiulcerosos: Son dos grupos distintos de medicamentos que comparten funciones similares: la disminución de las secreciones gástricas. Si disminuye la acidez, se previene la aparición de úlceras. Un ejemplo conocido es el Omeprazol.
Antialérgicos: Son medicamentos que se utilizan para tratar las alergias. Algunos ejemplos son la loratadina y la cetirizina.
Antidiarreicos: Son medicamentos que se utilizan para tratar la diarrea. Algunos ejemplos son la loperamida y el subsalicilato de bismuto.
Laxantes: Son medicamentos que se utilizan para tratar el estreñimiento. Algunos ejemplos son el bisacodilo y el aceite mineral.
Antiinfecciosos: Son medicamentos que se utilizan para tratar las infecciones bacterianas, virales o fúngicas. Algunos ejemplos son la penicilina, el aciclovir y el fluconazol.
Antiinflamatorios: Son medicamentos que se utilizan para reducir la inflamación y aliviar el dolor. Algunos ejemplos son el ibuprofeno y el naproxeno.
Antipiréticos: Son medicamentos que se utilizan para reducir la fiebre. Algunos ejemplos son el paracetamol y el ibuprofeno.
Es importante destacar que cada tipo de medicamento tiene una función específica y puede tener efectos secundarios indeseados si no se utiliza adecuadamente. Por lo tanto, es recomendable utilizarlos bajo prescripción médica y siguiendo las indicaciones del profesional de la salud.